Cruzagramas

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jueves, 9 de julio de 2009

Teléfono


Levantó el auricular y lo sintió tibio. Lo acercó a la oreja y tuvo la sensación de que la piel velluda de un animal lo había rozado. Y mientras lo colgaba, se estremeció, porque le pareció escuchar que el teléfono nuevo le decía que era su mascota.

El teléfono era sofisticado, negro, con ribetes dorados y con un visor espectacular. Sin embargo a Juan se le ocurrió que ese teléfono tenía alma. Que su aura fluorescente brillaba en la penumbra de la sombra proyectada por el monitor. Y que algo que no podía definir, le recordaba al gato, que tanto mimara su mamá en vida.

Confundido, Juan se levantó para irse. Pero la puerta estaba cerrada y la manija giraba en falso. Instintivamente miró sobre el escritorio buscando al culpable, pero el teléfono ya no estaba allí. De alguna manera se había descolgado y el cable ondulaba como una cola.

Comprendió que estaba incomunicado.

Se acercó temblando al aparato. Levantó el tubo y discó el número de su casa. Le extraño que un aparato tan moderno, al marcar, sonara como si fuera el disco del teléfono de su infancia. Esperó impaciente que le contestaran. Y cuando escuchó la voz que atendió, no pudo contenerse y exclamó:¿Sos vos Mamá?

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