el rosal sobre el madero
sonríe rosas
exhala rosas
rojas rojas rojas
tantas rosas rojas
todo parece perder sentido
pámpanos que aparecen crecen y se abren de repente
en cada gajo la misteriosa pulsión se extiende
las hojas caen, para que estallen nuevos pétalos
las espinas son heridas que manan pasión roja
es su perfume que me inunda y me acaricia
su exuberancia que amenaza rendirse a mi paso
se ha desnudado en mi presencia
y abierto cada arteria hasta agotarse
absorto y culpable no comprendo
este suicidio en la abundancia
ni el misterio de esta hoguera
que fluye clama dona
creación consumación y logo rojo
Rosal del madero que los ojos contemplan sin saber haberse integrado a ese ahora que somos y respiramos sintiendo.
ResponderEliminarEternidad de las rosas que solo atina a soltar casi al vacío tiempo, color y viento.
Patricia.
Gracias. Es hermoso recibir un comentario tan poético. Si la eternidad es tiempo, quizás también nuestro pasar, sea eternidad. Daniel
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