Cruzagramas

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martes, 1 de marzo de 2011

El mar y la gaviota


Éxtasis.

La sinfonía late, pulsa,
el encordado de sol y yodo
que lame mis pies,
con su garganta de oro y nácar
el bramido de placer constante
me arrulla.

En el inmenso espejo
el cielo negando
es una espada de relámpago.

¡Tanta luz embebida cabalgando
sobre el resplandor
que astilla la espuma!

Como un remoto bucanero
el mar trueca el oro de la playa
por el nácar
y el declinante sol fecunda
la piel perlada de la luna.
Teje en la rueca
que entrampa mis sentidos
en su murmullo.

Pero de pronto la espuma
estalla, se alza, vuela,
convertida en gaviota,
y el hechizo se rompe.

1 comentario:

  1. Bello es contemplar el atardecer con la mirada puesta en el horizonte y como el sol se recoge dejando paso a esa luna plateada que ilumina esa agua marina enyodada.

    Un gran homenaje a esta hermosa naturaleza.

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